Se colmó de angustia descontrolada.
¡Ya basta de crear!. Mente absurda,
crea la imagen de la mujer amada,
oprime aun más el alma condenada.
Castiga, volviéndole en el recuerdo,
adentra en el camino pesado lerdo,
obstaculiza sin piedad la senda del bardo,
tornándolo sombrío, hostinado y burdo.
Ahora ya no es el Abel bondadoso,
que brindaba su ofrenda al Creador,
el que vivía en sosiego armonioso.
Va sorteando atajos ilegible pedregoso,
enfurecido se lo ve, corriendo con rigor,
ya casi es el Caín, cruel y vanidoso.