Cuando no oiga tu voz correré por las calles, llamaré por las casas, entraré en las iglesias, iré a los cementerios, arañaré la tierra y me enterraré vivo; sin tu voz no soy nada; tu voz es el arcoiris, la sangre de mis venas, los lloros de alegría, el calor de mi invierno, una tarde con música, la playa con sirenas, la sombra de mis sueños, el color de mis coleos, el aire de mi huerto, el laúd de mis risas, la jaima que nos une... tu voz, tu voz, tu voz... tu paz, tu paz, tu paz... la paz, la paz, mi paz... este es todo el secreto: palpar entre mis manos ilusiones y sueños, vitalidad y amor, motivación constante para dar cada paso, creencia en cada lucha, vigor en cada impulso, dejar la ventana abierta a la mañana con la conciencia en paz y herido de su voz.