En su lentitud sin pausa,
van formando y conforman,
haciendo de ellas causa,
artesanías que al cielo adornan,
felonías que llanto causan,
¿Será el cielo que cansa?,
¿y las nubes lo denotan?,
los aldrajes en las casas,
de maridos que derrochan,
en la esposa zurribandas,
Las nubes algodonosas,
reverberadas en dolores,
van formando impías formas,
tiñéndose en rubros colores,
halados de halos de aurora,
Con el ocaso del sol, hacen,
en su quehacer configurando,
figuras que en la solada yacen,
seres que por enamorados,
res a la huesa complacen,
Y las nubes amadoras,
díscolas con la violencia,
en la hechura de sus formas,
ponen color sin anuencia,
de aureolas vigorosas
Del albor en su pena caen,
requiebros de relentes que mueren,
arropados en colores que invaden,
a nubes lentas que se mueven,
clamorosas por seres que yacen,
a manos de sevicia en ciernes.
Ana Arias Saavedra