Tesoro bello, mi niña bonita,
hermoso ángel de mi vida,
allí en mis entrañas te mecías,
sintiéndote así, cada día.
Melodías, caricias y arrullos,
contemplaba en ti, el misterio de la vida,
feliz, feliz, yo me sentía,
estremeciéndome en la íntima ternura,
la que sólo un sueño parecía.
Como dulce reina, arrullaba a mi paloma,
caminaba sigilosa hasta la cuna,
cuna de velos, sedas, canutillos,
móviles y estrellas,
y sólo se oían mis besos en tu piel de seda.
Oh niña linda,
tan frágil, tan tierna, tan mía,
Oh Dios, gracias
bendícela, si, bendícela,
bendice ese pedazo de mi vida.
De mi mano camina por la vida,
bajo mi regazo se refugia,
toda inocente, toda pura,
no hay una rosa que ame más,
más que a mi propia vida.
Orgullo de madre,
por mi amada hija,
hija de mi alma, de mis entrañas,
suspiros, risas, besos,
pata ti cada día.
Te amo hija.
-Lych-