Cautiva, prisionera,
de un sueño,
de una mirada,
imaginación absorta de mi alma,
martirio de lejanía
ternura y pureza,
puse ante ti,
donde yacían mis sueños,
engañando a mi pobre alma,
con besos y caricias,
del rocío que empapa,
nuestros cuerpos
que sólo nacían de mis sentimientos.
Cautiva, prisionera,
de los pasos de robles,
que tus huellas dejan,
y mis ojos persiguen,
buscando la luz tu presencia,
en tus ojos el reflejo,
de mi cuerpo desnudo,
coronada de rosas y laureles,
esperando que asome,
con dos versos en tus labios:
Te amo.
Purificación de mi alma,
Iluminación de mi espíritu