Que pena, llegó cuando la vida ya es tranquila,
en otro tiempo tal vez hubiera sido tan distinto,
pero a pesar, la belleza al amor dormido despabila,
la bestia, del letargo asoma de nuevo por instinto.
Ésta calma y serenidad es la razón de los años,
la senda en la mente está viciado de remembranza.
Volver en los laberintos intrincados de los sueños,
sería insolencia inconmensurable, sin semejanza.
La mariposa alegre y ansiosa, una flor marchita revoltea,
sin néctar que ofrecer, ya esta sumido en el tiempo.
Despiadadamente la naturaleza de esta forma plantea.
Ambrosia deleitosa abunda y está a merced por el campo.
Amable soledad entibia la mañana del legendario soñador,
pensativo, cavila entre los recuerdos, ya nada le asombra,
medita en silencio, llego la hora de comportarse con pudor,
es el fin de la partida, la tarde se asoma con la sombra.