Hermano; aún te impiden que hables,
solo los suspiros de tu boca salen.
Enmudece tu tiempo golpe de sables
en tortura dejas y haces que te calen.
Por, supuesta, te hicieron responsables.
Libertad perdida entre muro y reja,
el cielo se apaga la noche te ciegas
lejanos futuros en quietud te deja,
te miras las manos y más reniegas
aprietas los puños llorando sin queja.
Ves cerca los caminos y todo tan lejos,
te duele la noche, es mudo silencio
en encierro absurdo es tan perplejos,
más te duele la espera sin cansancio.
Las estrellas parecen darte consejos.
Crees Escuchar gritos; ¡nada es eterno!
del pozo se sale también de ahí dentro.
Es amargo pero aún no es el infierno,
las rejas no aviva fuego ni es el centro
de luz. Eres claro cual hoja de cuaderno.
Autor: Alcibíades Noceda Medina