Me pregunto qué piensas, qué sueñas…
qué pasará por tu mente y corazón.
Me pregunto qué quiero, qué espero…
si lo que me pasa tendrá una razón.
A veces pienso con ese día, lejano…
un día que vendrá pero no por mí,
ni por ti,
ni por nuestra voluntad,
más que solo por venir y llegar aquí.
Lo veo, pero cómo tener la certeza, seguridad,
de que así ocurrirá, y el tiempo
las cosas no cambiará de lugar
y bloquear los deseos sin piedad.
Me hablas, planeas tanto,
pero no hay futuro comprado,
no un seguro mañana, aferrado a ti,
a tu esperanza de cumplir así,
con los sueños, deseos y esperanzas
de un mañana con sentido,
de un placer bienvenido, con amor,
con gozo, con el corazón.
No se puede vivir de futuros soñados,
de amaneceres preparados para ti,
para mí…
no es posible así,
más que solo aguardar, y si nada resulta,
yo no lloraré, ni tú sufrirás.