Del exterior, las cíclicas flores, la tardía hiedra
que por el cristal espía libros, música, pinturas,
y el interior es del polvo que recicla su estructura
cambiando de los objetos a la embrionaria piedra.
Cuantas cosas mías, aliadas de insegura mano
que duermen y esperan sentencia de mi gusto,
marcado de agonías, cómplices del disgusto
en tristes escritos, música, o el altar pagano.
Yacen sigilosas, arteras esperan el recambio
cuando de su existencia, haya desaparecido,
y sea otro el que las tenga o sea el tenido.
Quien es dueño del banal material recambio
de objetos que pueblan todo, antes del olvido
esos que dirán presente, cuando haya partido
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!