Constante

Eterna e invencible vulnera mis horarios
no ceja en imponerme rutinas alarmistas,
y sin decirlo me obliga a corregir los calendarios
que rodean el sentir de mi alarma costumbrista.
Soberbia en inverosímil transita vagamente
mis cielos a la hora que obliga mi descanso,
y aturde el perfume que huelo intensamente
cuando recorro el abismo que aisla mi remanso.
Sencilla entrometida en lugares permanentes
en los que trato de sobrellevar el dolor inmerecido,
está despierta a toda hora en elocuente
ferocidad artera que recorre mis olvidos.
Y es cuando llega a hilar fino en un momento
de desespero contínuo y la ansiedad me ilumina,
a alejarla despacio sobre ese tormento
que miente constante sobre el lugar en que camina.