Pero no importa ya. Conmigo está. me arrastra, me arranca del dudar; se sonríe posible, toma la forma de mis besos, se prende de mis brazos, viene hacia mí; me hace sentir que es mía, toda ella. Y sé que me iré con ella, me iré para amarnos todo, sin límites, juntos para vivirnos desde el fondo; del profundo silencio que es tenerla entre mis manos…recorriéndola toda. Iremos los dos temblando de futuro, la llevaré para sentirla de prisa, saberla en segundos, disfrutándola en siglos y en siempres. Y la querré tanto que en el deleite de las manos agitados y los cuerpos dados se le han de sentir los pasos recorriendo los bordes del goce inacabable de su afán por ser en medio de todo, carne enfebrecida y formas adormiladas por el hartazgo y el exceso. Y es que a ella, ahora dispuesta a no volver, cuando la lleve dócil pero desesperada por llegar de pronto hasta el hastío de la entrega, sé que volverá la cabeza mirándome; y veré que ahora sí es mía…ya.