Cuando mi corazón sienta la soledad,
bésame con pasión y acaríciame con deseo.
Quiéreme y no dejes que el frio pueda helar,
mi amor y mi corazón, ámame con ternura y
deja que el amanecer me acompañe,
bésame y acaríciame en los amaneceres gélidos.
Abrázame con fuerza junto a tu pecho,
con ese amor que aflora de tu corazón,
cuando el miedo invade mi regazo acomódame y
cobíjame, bajo esos sedosos pechos tuyos,
siente en tu corazón mis ansias de ser amado y
acunado por tus brazos.
No quiero un lecho con pétalos de rosas,
ni suave brisa acariciando mi cuerpo,
tampoco un suave trinar de pájaros en mis oídos,
no quiero un mar apacible, ni tranquilo,
tampoco una noche azul y estrellada,
quiero sentir las espinas de tus manos clavándose y
desgarrándome la piel por la pasión de tu amor,
en nuestro lecho de amor con sabanas azules.
Quiero que seas un huracán impetuoso,
con tus deseos, tus pasiones y de tus besos,
desprendiendo un sofocante calor cuan volcán,
en erupción expulsando su ardiente lava,
como un fuego candente de placer y deseo,
de filosos marfiles hundidos en mi carne
quiero sentir el fulguroso rugir de la bestia y
que en cada espasmo que mi cuerpo sienta,
un océano revuelto de satín.