A veces la razón,
sin más, levanta el vuelo.
Se aleja de nosotros
cual pájaro cautivo
que burla los barrotes
y escapa entre los dedos.
Hay veces que el silencio,
sin más, se precipita.
Cae como lluvia mansa
sobre nuestras cabezas,
como una niebla espesa
perezosa y marchita.
Hay veces que hasta el llanto,
sin más, se cristaliza.
Se nos clava en los ojos
resecos como astillas,
como lágrimas muertas
sin sentido y sin prisa.
Hay veces, tantas veces
que se nos va la vida.,
sin más, sin aspavientos,
casi sin despedida.
Como se van las sombras,
como se van los días.
Son esas veces tristes
de las noches vacías
donde, sin más, el alma
simplemente se olvida
de la razón, del llanto,
de la voz, de la vida.
Esas veces mortales,
esas veces sencillas.
Cuándo el miedo nos vence
porque no llega el día.
Esas veces, sin más,
de la melancolía.