Acabamos de conocernos y ya nos incitamos tristeza.
Quizás ningunos de los debimos mencionar nuestra edades.
La gracia de tu juventud ya me provoca dificultades,
la diferencia de edades me exige seriedad y más firmeza.
A pesar de la distancia percibí tu alegría al encontrarnos,
que en ti ya no fue el mismo cuando supiste más de mí,
para que sigamos en amistad, el tiempo en mí lo asumí,
pues emerjo en ella, solo en la realidad debemos ilusionarnos.
Somos de la misma tierra, encontrarte me causo mucha alegría,
Dios quiera que nunca te encuentre en aprieto ni en problemas,
pero si fuere o fuese así, cuente conmigo en cualquier dilemas.
Siempre quisiera saber de ti que no nos importe la postrimería
de mi vida, pues es la razón que yo pueda transmitirte seguridad,
en que puedas tener en el transcurso de la tuya en tu realidad.