¡Qué poco, poco es una vida
para amar bien a una mujer!
Breve como suave brisa
el tiempo de tocar su piel.
Estrecho el espacio bendito en
que, como Santa Catalina,
el suelo besar y besar,
al ver el alma que ahí pisa.
Si el amor es una condena,
¡que mi sentencia sea eterna!
Y que sea un fornido Sísifo,
y tu corazón, no una piedra,
suba a un éxtasis vivo y cíclico,
del que se asombren mil estrellas.
Y que sea siempre un rey Midas,
Y, que por avaricia de ti,
hasta la flor que rozo aprisa
plena se convierta en ti por mí.
Y que sea Beren y tú
Lúthien Tinúviel, La más Bella,
y encontremos con tu azul Luz
Las Tierras Imperecederas.
¡Qué poco, poco es una vida
para amar bien a una mujer!
Si el amor es una condena,
¡que mi sentencia sea eterna!