Y la esperanza renace en la tarde,
con el silencio del sol que ennoblece,
es la nostalgia de tiempos remotos,
que trae el viento después de la lluvia.
Oh suave brisa perfume del alma,
del infinito regresa la musa,
quisiera ser quien bese su mano,
y adorarle soñando despierto.
Es en la orilla del mar que se escucha,
la melodía que envuelve de paz,
y se estremece la calma del alba,
donde despiertan mi sueños que sueñan.
Rosa gentil que ha buscado mi vida,
como entregarle la luz y la dicha,
cuando recibo de Dios la alegría,
y de Jesús el amor verdadero.
Lupercio de Providencia