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Había caído la noche y era una noche clara,
arriba una luna blanca que miraba descarada.
Quise pedirle un deseo,
quise cantar su hermosura,
quise robar su belleza,
quise tal vez… que fuera mía.
Había caído la noche y era una noche clara,
arriba una luna blanca con descaro me miraba.
Quise poseer su embrujo,
quise retener su brillo,
quise ponerme a su altura,
quise tenerla en mis manos.
Había caído la noche y era una noche clara,
arriba una luna blanca muy redonda y descarada.
Quise ponerla a tus pies,
quise que te acompañara,
quise que de mi te hablara,
quise que a ti siempre te velara.
Había caído la noche y era una noche clara,
arriba una luna blanca ¡hay que ver como miraba!.
Y yo le pedí un deseo
a la dama de la noche
señora y dueña del cielo.
Le pedí una rosa blanca
que perdurara en el tiempo
que nunca jamás se ajara.
No me dio solo una rosa,
que me dio un rosal florido
muy cuajadito de rosas
reluciente en todas ellas
un color cada hoja
y prendido en cada una
el nombre de un buen amigo
aunque no los nombre ahora
aquí a todos conocí
y los tomé como amigos
MG 2009
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