Al frente de todos los silencios,
encadenada en incomprension sin frontera,
surge la pena agigantada,
por cavilaciones sin limite.
El alma se desgaja, porque la pregunta,
se clava en las aristas espinadas del desconsuelo.
Regresan desde el ayer del amor naciente,
las piedras lisas, hasta este hoy,
herido de muerte por el desconcierto.
Porque la rosa, solo espinas, ya no! petalos.
Porque el aroma se volatizo lejos!
y las manos se cierran,
apresando el eter sin consuelo.
Porque el muro esta,
y es inutil desangrar la carne en el intento.
Porque el ayer no vuelve,
y no desanda su pasar el viento.
Porque la boca calla, pero el alma se rebela.
Y sabe que desde este instante,
esta al frente de todos los silencios.