Desde su quietud, el hombre azulado
divaga con la virtud del movimiento
que ignorado perdió desde el momento
donde el falso placer fue tan ansiado.
Confuso por el letal tóxico disfrazado
Como elixir, sedante, o alimento
se ve correr veloz como raudo viento
y despierta en segundos, frio y angustiado.
Nada podrá ya, reparar lo destruido
en forma lenta, artera, insensiblemente
por el veneno invisible y escondido
No hay resto, fuerza, ni siquiera esperanza
cuando tardía comprensión llegó a la mente,
solo escondidas lagrimas y fingida templanza