Todos, al nacer, Dios nos da una cuerda,
y con ella arrastramos
día a día, todos los días
el fruto que cosechamos.
Hoy vuestras cuerdas se han unido,
y los dos tirareis de los extremos
en la misma dirección y sentido,
hacedlo así y vuestra vida
hará que la carga mas llevadera.
Cuando haya discrepancias
cada uno tirará de su extremo en otra dirección,
entonces la tirantez que soporta la cuerda
puede de alguna manera romperse.
En la singladura que hoy comienza
en aguas de amor de este hermoso puerto
del sacramento del matrimonio,
yo os deseo que tengáis siempre
vientos propicios y tiempo bonancible.
Habrá momentos en que tengáis
que soportar esos chubascos,
borrascas, tiempo desapacible
incluso fuertes marejadas.
Cuando esto ocurra
tendréis que saber capear el temporal
y sobretodo ganar barlovento
para continuar felizmente
al puerto de la esperanza del amor.
Muchas veces cuesta reconocer
los errores, las faltas,
ahí se interponen los bajos instintos
y al amor lo dejamos aparte.
Dice San Pablo: “No hago el bien que quiero
sino el mal que no quiero es lo que hago”.
Al terminar cada día todos los problemas
se sumergen a la hora de cenar,
y antes de descansar unid de nuevo vuestras cuerdas, sin resentimientos
y los dos os sentiréis abrazados…
abrazados por nuestro Padre del cielo
El toledano Isleño 1000292006