Fue cuando aún me hallaba en el vientre materno,
fue cuando con tu soplo divino me alentaste,
fue cuando con tu gracia mi corazón forjaste
para que desde entonces aspirara a lo eterno.
Allí, en aquella cueva de amor le fuiste dando
perfil a mis entrañas y ordenando mis huesos,
Allí por vez primera pude sentir tus besos
y muy poquito a poco me fui configurando..
También allí escuchaba los cantos de mi madre,
aquellas alabanzas con las que proclamaba
lo mucho que te amaba, lo mucho que me amaba
y allí sentí el cariño de aquel que fue mi padre.
Y yo te daba gracias nadando en la placenta
como un experto buzo, como un pez en el agua,
allí en aquel nidito desde donde se fragua
la vida en sus principios, desde donde se alienta
el ser y cobra forma de luz y se parece
a Ti, pues a tu imagen lo hiciste y semejanza.
Por eso desde entonces yo tuve la esperanza
de amarte a Ti y de amarte como se lo merece
un Rey, un Dios que a todos, a todos sin medida,
nos da su misma vida y en todas sus criaturas
esparce las bondades de todas sus dulzuras
con esa gracia inmensa por todos conocida.
Y si mi vida es tuya desde su origen mismo,
si es tuya mi esperanza, mi fe y mi corazón,
por qué me dejas solo y no oyes mi oración,
más hoy que me persiguen las sombras del abismo.
Soy tuyo y Tú lo sabes. A Ti me debo todo.
y además, no lo olvides, Tú así lo decidiste.
No te elegí yo a ti; pero Tú me elegiste.
No dejes pues, Dios mío, que me embarre en el lodo.
No dejes que me acocen como lobos hambrientos.
Sé mi guardián, mi guía, mi Pastor, mi refugio.
no dejes que utilicen el amor como efugio
quienes de mí se burlan y de mis sentimientos.
Señor: mi vida es tuya. Mi vida está en tus manos.
y aunque camine a veces por cañadas oscuras,
haz que no sienta miedo porque mis desventuras
yo sé que corresponden sólo a mis sueños vanos.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC