Lucero que con luz propia alumbra,
en la noche solo por ella me embeleso.
De labios de color oscuro cerezo,
imposible de enunciar con palabra.
He elegido una estrella sin sospechar,
que libera, un sin fin de maravilla,
del pasado y del presente. Más allá
De mi posibilidad no puedo luchar.
En cada palabra hay ternura en abundancia,
almíbar dulcísimo sus labios derrama,
nuevamente en ella, mi sueño se plasma.
Algo extraño me recuerda su presencia,
hallo en ella, una renovada esperanza,
a pesar que el tiempo, ya no me afianza.