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DESVARÍOS
Peregrino en el espacio –tiempo voy,
Microscópica burbuja de jabón que dura instante,
Más bien que ciego, semiconsciente,
Siempre hambriento de luz, de amor, canciones,
Hambre insaciable, hambreimposible de colmo.
Un débil olfato me acerca a sus fuentes…
Encontré puertas abiertas, osé entrar, fue bueno.
Extasiado en lo hallado, me embriagué
convinos de todos los temas,
saberes, sabores, sentires...
Celebré LA PALABRA con amigos
en encuentros memorables, nos perdimos
una y otra vez en laberintos conceptuales
y nos pasaban las horas sin que las viéramos,
las madrugadas, las bocas secas de tantas palabras
y vinos y tabacos…
y fue siempre muy bueno.
El amor me enseñó sus arcanos eternos.
Sus pliegues recónditos, los entresijos
por donde transcurren lágrimas y suspiros.
El Amor…! El Amor…!
Ovidio! ¿qué es el amor?
Platón, Agustín, Spinoza,
Nietzsche, Sartre, Heidegger,
¿Qué es el amor? ¿Es posible
Conjugar la Razón con el Amor?
¡Pascal me dice que “el corazón tiene razones
que la Razón desconoce!
Pregunto, desafío a los poetas:
¿Qué es el amor? ¿Quién me enseña?
¿Becquer o Bukowsky?
¿Pablo de Tarso o Neruda?
¿Shakespeare o Saint Exupery?
¿Gibrán o el Alighieri? ¿Quién me enseña, quién?
Me lo enseñó la rosa. Me lo enseñó la aurora.
Me lo cantó la brisa suave del campo.
Me lo enseñó la Madre, la novia,
El padre, el hermano, el perro fiel,
El amigo, el vino, la noche, el río,
El libro, las melodías, el árbol.
Amor… A veces cataratas temibles,
colosales torrentes de Vida…
Ví mi rostro proteico en todos los rostros,
En todos los gestos de todos los hombres,
Mujeres, ancianos y niños…
Conocí pensamientos enormes,
y sentimientos extraños
que inspiran las personas, animales,el bosque…
¿Qué es pensar?
¿Es solo un jugo del cerebro?
¿Qué ímpetu ignoto dispara en estampida
cual bisontes salvajes los caprichosos pensamientos?
Aprendí a domarlos, que obedezcan,
A usar su fuerza.
Virgilio y Dante me guiaron por el mundo del pensar.
Continente de muy irregular orografía.
En el centro, en un terreno cóncavo
Se arraciman los pensamientos ordinarios
Del diario vivir. Pobres casuchas, como en las villas.
Calles mal trazadas, construcciones vulgares, débiles.
Pensares confusos, poco inteligibles, opiniones simplistas,
Atmósfera asfixiante, viciadas de error, lo ilógico,
Lo carente de sustento, pamplinas.
Allá, retirados, en la altura, barrios de pensamientos
Científicos o técnicos, agrupados por afinidad,
Ordenados, prolijos, fríos, iluminados,
calles prolijamente delineadas, señalizadas,
Barrios de acceso exclusivo, no por alambrados ni guardianes,
Sino por lo incomprensible de sus idiomas y temas.
Los pensamientos vulgares de abajo
alguna vez se aventuran a merodear y se alejan aburridos,
no entienden nada, nada les parece de interés. Mucho orden.
Y en las montañas elevadas que rodean este vasto territorio,
En las mayores alturas, ¡El barrio Filosófico!
(Excelso sistema de Countries Exclusivos de Poetas y Filósofos),
Bellísimos jardines de los más atrevidos pensamientos
Enlazados en sublimes ideas sobre lo general, lo trascendente,
Lo Esencial, Lo Eterno, El Tiempo y el Espacio, el Origen y el Escatós,
La Vida y la Muerte, el Honor, la Gloria, la Justicia, la Verdad…
Ese barrio es el más alejado, el más caro (no por precio en dinero)
Porque exige renunciar
a los pensamientos vulgares de la llamada Cultura,
(cultura de patanes) y aprender a dudar, a imaginar lo excelso.
En ese elevado Barrio Selecto, lo más alto,
Tan iluminado que encegueces al mirarlo,
Es el de la Metafísica y la Ontológica.
La altura que hay que trepar para visitarlo aterra.
No se puede acceder con las piernas,
Sólo con las Alas del Alma…
Escuché la voz de los dioses
en el vomitante volcán, en la lluvia, el torrente furioso,
la tormenta feroz, el latido del monte,
en el más mudo Silencio…
Y la voz de los dioses era tu nombre, mi nombre,
Todos los nombres.
Y siempre diciendo yo soy…
De todas las Puertas, cientos de ellas,
Pasé de largo las entreabiertas, todas
Las que despedían ruidos de fiesta,
De vana, de loca alegría.
Pero entré en todas las que encerraban silencios.
Las que encerraban secretos…
En alguna, al asomarme, me saludaba mi madre
Ha muchos años muerta, y queriendo entrar
Al recinto de esa espesa oscuridad
Me lo prohibió en forma tajante. No puedes entrar ni seguirme.
El Misterio… ¡Ah, el Misterio! ¡Esta es la Puerta!
Densa Oscuridad Divina. Las velas.
Un Cofre de Oro, una Lengua de Seda roja cercada de dientes,
Un Corazón de Fuego con alas de plasma…
Un ataúd de cedro del Líbano, mi cuerpo cubierto
por negro crespón. Un coro de ángeles.
Todo ello dentro de una célula. De cada célula mía.
Al terminar mis horas entre los llamados “vivos”
Y en el Portal de Oro al Paraíso
Me pidió un dios la contraseña:
Sin hesitar dije “Cuando viví en el mundo
Lo más bello fue LA MUSICA”.
¡Correcto! Entra!!
EM.
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