Cuando viajo por los desiertos del norte,
o en tierras de ultramar, eres mi fortaleza,
en tu recuerdo encuentro el consuelo,
donde voy estas conmigo, eres mi vida,
digo al mundo entero que eres mi luz,
canto el motivo de mi gozo y de mi fe,
proclamo que de tí proviene mi alegría.
Desde que te conocí cambió todo en mí,
nuevo canto sale de mis labios,
como un trozo de carbón ardiente,
brotan llamas de luz de mi corazón,
proclamo leal la lámpara de tu amor,
donde voy digo que eres la razón de mi ser,
trato de imitar como haces el bien a todos,
cuando estoy solo oigo tu voz que me llama.
Si no estás me siento en la oscuridad,
mas, a la noche la sigue la aurora,
y a la aurora la sigue el pleno sol,
cuando al regreso te vuelvo a ver,
te abrazo y salta mi corazón.
Lupercio de Providencia