Dios con su misericordia
contigo nos premió,
cuidarte y educarte
fue lo que nos pidió.
Cumplir hemos tratado
con esta bella labor,
juntos tu padre y yo,
como Dios nos lo ordenó.
En este día especial
de tú XV aniversario
quiero pedirte hija mía
que reces a Dios a diario.
Te brindamos la confianza
de que elijas tú destino,
y si crees que te equivocas
puedes siempre contar conmigo.
La luz de la prudencia,
el valor de la verdad,
el amor en una sonrisa
trata siempre de llevar.
Demuestra con acciones
la educación recibida,
pues de ella dependerás
para el resto de tu vida.
No permitas hija mía
que en tú alma anide el rencor,
quién con saña te lastime,
regálale una flor,
por que eso es en la vida
la herencia que Dios nos dejó.