A veces la vida es amarga,
porque es el sabor tan acostumbrado,
que duele y en la tristeza alarga,
el pálido rostro del que se ha marchado.
A veces la vida es tan corta,
y es cuando no alcanzo a comprender,
el desperdicio de tiempo que no importa,
y al final solo nos toca perder.
A veces la vida es prestada,
un sujeto que va para su casa,
de particular no tiene nada,
pero la muerte, por él, pasa.
Con situaciones tan particulares,
uno en verdad se pone a reflexionar,
que la vida nos la prestan,
no nos la vienen a regalar.
Y que cuando quiera Dios,
o algún cabrón quitarla,
se la lleva,
y ahí, todo se acaba.