He vestido de imsomnios mi naturaleza
y de cristales la variedad de pensamientos,
de lirios, el cordón umbilical que me sustenta
unido a tu alma, en cada uno, de sus segmentos.
He vislumbrado el olor de la deshonra
donde nadie quiere husmear en descontento,
valió la pena! ya nadie la nombra
como si se fuera, transportada por el viento.
Y a pesar de todo, donde refugio mis tormentos
la quietud me devuelve el sentido de las cosas,
maravillando todo, inundando el sentimiendo
en cada de amor, que de tus labios, se esboza.