Al principio solo oscuridad. Silencio, vacío,
de pronto, un corazón empieza a latir.
Donde no había nada, solo quietud,
algo ha empezado a crecer, a emanar.
Como pequeños arroyos, sus venas se van llenando
y su diminuto corazón bombea
la sangre que dará vida al nuevo ser.
Desde esos primeros momentos
alguien cuida de que todo vaya bien,
de que este nuevo ser, disfrute de paz y tranquilidad,
reciba sus alimentos y perciba el amor
que se le entrega sin condiciones ni egoísmo
que se le da de corazón.
No sé lo que yo era antes o donde estaba,
pero sí, que cuando mi corazón empezó a latir,
ya había alguien que cuidaba de mí,
que compartía su cuerpo y su aliento conmigo.
Alguien, que me ha dado lo mas preciado que tengo:
LA VIDA
GRACIAS MADRE.