Se volcó la madrugada
sobre el frío pensamiento,
que tirita al son del viento,
con bolitas de agua helada.
en el cielo los tambores
anunciados en destellos,
latigazos de luz bellos,
serpentinas de colores.
Cae el agua en su cortina
y repica la presencia
de las gotas, de la esencia
del pavor que se avecina.
Y tirita la conciencia,
y encogido el corazón
no ha lugar a la razón,
e impacienta la paciencia,
atenaza la garganta,
sudor frío en la tormenta,
miedo atroz que va y aumenta
estertores que te espantan.
Va cediendo a la locura
a medida que se aleja
de nosotros y nos deja
lentamente la cordura.
¡Santa Bárbara bendita!
Que se alejen los tambores,
que se apaguen los fragores
de los rayos, luz maldita.
Y los rezos se acrecientan
a la par que la negrura.
Nos envuelve la espesura
de los miedos que se asientan