Era una pequeña niña con muchos sueños por alcanzar,
tenía a mi madre y a un padre ejemplar.
Un día mi madre enfermó, tenía 10 años cuando ella murió,
su muerte a mi padre y a mí, nos destrozó,
mi padre se entregó al alcohol,
y muy sola me quedé,
mirando la foto de mi madre rompí en llanto,
ya no estaba conmigo,
no vería mis exitos y tampoco lloraría al lado mío,
todo, todo en mi casa sin su presencia,
estaba vacío.
Fueron pasando los días y mi padre seguía bebiendo,
¡Papi !le grité una noche que muy borracho llegó,
¡Papi no tomes más! no ves que estoy solita, solo tu eres mi compañía,
cuando te veo me da mucha alegría, pero casi siempre estás ebrio, no escuhas mi clamor,
¡Papi no bebas más por favor!
y el me respondió: No ves hijita que bebiendo la veo, a quién le respondí,
pues a tu madre hijita, allí está sentada mirandonos,
Papi donde que no la veo, el me respondió,
solo yo hijita mia la puedo ver, cuando bebo una copa de licor le dije,
Papi Papi dejame beber tan solo un poquito que yo tambien la quiero ver,
mi padre rompío en llanto y me dijo,
no hijita tu no vas a beber, yo tampoco lo volveré hacer.
Mi padre no volvió a beber,
pero siempre me decía,
tu madre desde allá arriba en el cielo nos mira,
mira sus ojos son brilantes como la luz del dia.
Hoy ya no no tengo a mi padre,
ya crecí, le doy las gracias por lo que hizo de mi y se que desde arriba en el cielo,
Mi Padre y mi Madre velan por mi.
YOLITA