La muerte nos ronda con sigilo,
detras de cada puerta,
tras de cada visillo, nos ronda.
Y no hay porvenir
que niegue el destino
de quien a de morir
en justa hora.
Pero, ¿cuantas son las puñaladas traidoras,
las cuentas de sangre
que has traido hasta mi casa?.
Como si fuera noche,
todo se vuelve negro,
atardecer sin luz.
Crepusculo que presagia el fin.
Y ya no volvera la mano amiga,
el canto de la madre
o el consejo del anciano.
Nos dejas con el pensamiento ajado
sin comprender por un momento,
que somos alma,
y que un dia nos encontraremos.