Hubo una noche, en que en las estrellas de una
ciudad dormida, aparcaron los sicarios
de una ventura infinita, y produjeron caos
y aberración constante, se nubló la vida,
se pudrieron los sembrados, me arrancaron
las raices, me solventaron sus pecados,
contrataron la mano de obra, para levantar
edificios de horror y de tortura,
violaron códigos de hombrías,
patearon puertas del trabajo y la honradez,
quemaron la plaza histórica, vaciaron
mis sentimientos...
y hemos sobrevivido, pensando los que quedamos
en que no hay odio sino dolor, en que no hay veganza sino justicia y en que no hay muerte...si no hay redención.