De tus vientos un día, tus hojas de otoño volaron, prudentes, sabias y melancólicas, y en un trazo de latitudes ignorantes, se perdieron donde no pudieron llegar mis geografías palpables, mas aún, mis versos callaron, murieron de amor y partieron dentro de los muros oscilantes de una diáfana pasión costumbrista, dime, sin el recelo viviente de tus mares de gozo, quien te ha dado mas pasión que este humano vestido en tus adentros?, y quien halló en tus verdades la involuntaria seducción de las aves inmigrantes de tu piel afable?, óyeme, cuando regreses en la inminente mañana de algún abril escondido, cual será tu respuesta, a mis falacias dormidas?, si no, perderé el tren de la vida, ese que se esfuma lentamente entre ls variedades cansinas de alguna ruta de silencio.