Quién dice, que ya no tienes tan buenos aires,
si no tienes que importa, si vivimos en donaires.
Cada mañana nos saluda el sol que sale del río,
yo me entremezclo con tu gente y vivo en albedrío.
Buenos aires en tus plazas hay árboles de antaño,
de verdes oscuro, más hermoso al pasar los años.
Con qué placer observo tus edificios arquitectónicos,
Buenos Aires de quimeras y de amores platónicos.
Cuanta añoranza me causa cuando lejos estoy de ti,
eres madre, novia de poetas y, musa eterna para mí.
No me canso caminar y ver la diversidad de tu gente,
de trato cordiales todos respetuosos de los transeúntes.
Autor: Alcibíades Noceda Medina