Frente a mí estaba el motivo
de tantos meses ahorrando,
y otros tantos trabajando,
no librar ni los festivos,
en vez de taxi ir andando,
de mi mente cabilando
cómo ahorrar en los recibos.
Allí estaba,sí señora,
mi capricho más preciado,
en el lugar y en la hora
y en el día señalado
y como soy previsora
la visa había reservado.
Un vestido impresionante
de presencia..y de dinero
llamativo y elegante,
y,sin pensarlo un instante
le declaré amor sincero,
no es que sea superficial
pero el cachito de tela
que desfiló en pasarela
en mí quedaría ideal.
Me dirijo como un rayo
a la planta de señoras,
¡horror!dos depredadoras
están haciendo el ensayo
de probarse "mi vestido",
me acerco disimulando
mientras voy cuchicheando
palabras poco elegantes,
sin más me planto delante
y digo lo que incomoda:
-el vestido no está mal,
el color original
..aunque pasado de moda,
Tirando de lo mundano
el vestido fue a mis manos.
Soy buena,lo reconozco,
si se trata de luchar
en mi vida no conozco
la palabra renunciar.
En el momento oportuno
se acerca la dependienta:
-de éste sólo queda uno
y es en la talla cuarenta
si quiere otro modelito
le puedo enseñar alguno
¿quizá la talla cincuenta?,
La madre que la..que la valoro
su grandísimo interés
sin duda el fruto es
de educación y decoro.
Me voy a los probadores
e intento meterme en él,
ya comienzan los sudores
y a enrojecerse la piel,
¡que se estalla la costura!
la cremallera no sube,
michelín en la cintura
de los que tuve y retuve
ahogado en tanta apretura.
¡si esque a penas ya respiro,
me está faltando el aliento
y cuanto má tiro y tiro
más fuerte es el sufrimiento,
pero yo no me retiro
sucumbiré en el intento,
En la talla entré,por fín,
no me quedo con las ganas
si voy a morir,jolín,
que sea en un Dolce@Gabbana.
MARGA M.R. (mar 68)