Dedicaste tu vida a la música
y su enseñanza, y el amor por
este bello arte en niños y
jóvenes sembraste.
Gracias a tí conocí grandes
compositores, como Mozart,
Chopin y Beethoven y como
olvidar a Schubert con su
inolvidable Ave María, que
al escucharla el corazón de
cualquiera palpita.
Me diste la dicha de formar
por veinticinco años parte
de tu maravilloso coro, que
son años que con orgullo
atesoro.
Viví la felicidad que dá el
recibir los aplausos en múltiples
conciertos, por tí descubrí la
bendición de la voz como el mejor
instrumento.
Pero cuando el Creador decidió
llevarte a su lado, aunque hubo
gente que continúo tu trabajo,
yo preferí el retiro de ese mundo
que tanto he amado.
Y no te miento alguna veces siento
las ganas de seguir cantando, pero
prefiero compartir con mis hijas tu
legado.
Siempre recordaré tu amor y dedicación
por la música y más aún el valor que
tiene el haberla compartido con muchos
de nosotros, gracias querido Maestro.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
mrc.03-08-09