En la endeble balsa improvisada
restos de un pedazo de tu barco,
Partido en mil trozos por un rayo,
aturdido y exhausto tu te encuentras.
Juguete del mar embravecido
a la merced de las olas te debates,
y tan pronto te encuentras en sus simas,
como trepas a lo mas alto de sus lomas.
Sujeto por la soga que te amarra,
consigues mantenerte a duras penas,
y no sientes profunda tu la herida,
que el pecho con la soga te desgarra.
Es tanto el pavor que a ti te envuelve,
que no notas el dolor de tus heridas,
solo sientes la soledad del alma,
rendida por la tormenta que allí brama.
Te desesperas y pides que haya calma,
que los luceros y estrellas aparezcan,
pero en el cielo también enfurecido,
solo los rayos y relámpagos estallan.
Poco a poco, la adrenalina cesa,
la fatiga reclama su trofeo,
y tendido sobre el trozo de tu barco,
te abandonas a la merced del viento bravo.
Aterido, herido y muerto de hambre,
despiertas con el sol dando en tu cara,
y aturdido miras al mar en calma,
no entendiendo muy bien lo que te pasa.
Pero pronto de ti tomas conciencia,
y tus ojos buscan el horizonte,
mas todo lo que alcanza tu mirada,
es el azul cobalto de sus aguas.
J.G.L.