La noche que todavía esta ahí,
grita su nombre,
siempre esta ahí y siempre será su perdición.
La maliciosa luna hechicera,
tras el canto de las brujas,
las estrellas que lucen e incitan
con torbellinos de efesvercer la sangre,
siempre ahí,
siempre añorando el día.
La luz que clave en mis pupilas su claridad,
que me enamore con sus brillantes colores,
que alegre mi rostro y el latir de mi corazón.
Sea por la belleza de lo que se ve
y que luche por eso mismo.
El día no me traicionara si yo no quiero,
viviré momentos felices
o tal vez no,
pero la oscuridad me ciega y eso lo temo
y le temo a él en la tenue noche azul marino,
que navega por sus venas y le convierte en otro
intrigante ser.
Cerraré los ojos a la noche y disfrutaré del maravilloso sol de luz.