DEMONIOS UN BUEN BESO VALE POR MIL

EL BESO
A ella la bese por décima quinta vez, su jugo bendito curtía mis labios temblorosos por el deseo de devorarla y su jugo salival se escurría ligero por mis mejillas, me pase ligero la punta del dedo sobre aquel hilo de deseos pasionales y embutido por las sensaciones más profundas, lo introducís con delirios en mi boca, con la intención de no perderme detalles de aquel brebaje hechicero, me acerco sus labios de pulpa de manzana y los apreté con furia en los míos, cerré mis ojos al delirio y deje que miles de imágenes eléctricas se estrellaran en mi mente efusiva, un calambre de fuego se deslizo desgarrador por mi espina dorsal y rasgo con turbulencia el coxis enmudecido, mi mano derecha húmeda de calor se aferro con ternura en sus mejillas sonrosadas y la izquierda atrajo con fuerza su cuello por la parte posterior parar atraerla enloquecido, era un torbellino de angustias febriles y eternas, un grito rojo, una consigna de fe y ternura edulcorada.
El deslizar de su mano por mi pecho me paralizo el alma, un chorro de emociones nunca antes sentidas se apoderaron con furia inédita de mi existencia.
Atrape su lengua febril y entusiasmada enlazándola con la mía, su frescura a cala recién cortada era alucinante, su fuerza de tracción subyugante, su músculo de contracción enervante, su suavidad y succión embargable, era habitar sobre nubes en otras nubes, era soñar despierto, solo quería quedarme así hasta morir, que rico pensé, mientras ella alocada y amorosa, tierna, delicada y sustanciosa, desfallecía de pasión desorbitada en mis brazos, no se cuando perdí la razón, cuando volví en sí, ella me estaba semi mirando ahogada de gemiros entregándome de nuevo su boca.