La inspiración calza vaqueros,
conduce un todoterreno
y edifica mi propia utopía.
Es un puto sin escuela
o un vaquero sin espuelas.
A veces, es “don Juan”. Bagatelas
me regala como se da una cantuta,
pues su esencia, la esquiva no me da,
la conserva la muy puta.
La inspiración es esencia
de mi propia conciencia,
es la imagen irreal.
Es a toda sapiencia
rama del árbol de lo inmortal.
Adormece en las sombras de mi estado
enredada en el púdico movimiento,
solo rueda entre la niebla o el viento,
solo escancia en la idea que la acerba,
solo es piedra cuando el suelo es de piedra
y en sus manos permanezco, permanezco.
Sus manos, mas de mil, de un millar;
me desgarran y componen de mil formas,
mil maneras tiene de enredar,
mil maneras y mil pétalos perfumados.
Corre, vuela,… a su encuentro,
¡estate atento,
no la dejes escapar!.
Cual amante en su forma me seduce,
cual snob radiante me sorprende,
me descubre cual espejo
y cual perro mi carne muerde.
Deambula por el sendero orlado de soledades,
orfebre de bruñidas ideas y pensamientos
que convierte en palabras con pigmentos
de momentos, realidades, fantasías,…
y otros cientos de motivos tan banales.