Versión ventana.
Y pensándolo ahora,
estoy chequeando montañas
desde mi celda,
desde una ventana.
Yo, mi compañero
y mi celda fría.
Si yo no robara,
yo aquí ahora mismo
no estaría.
Si transforma mi vida,
queda esperanza,
o esa ventana que cubría mi alma.
Cuando cae la noche
me acuesto
y le digo a mi almohada:
un día más que pasa;
no pasa nada, quizás mañana.
Sería mi ilusión que salga,
y las palabras, que me vienen a mi memoria
y escribo,
me salvan,
como escudo de alma encerrada.
Y empiezan a bajar la cara
a los hombres y mujeres
que mandan:
los miran y callan.
Es una lección,
pues tendrás que aprender,
y el tiempo corre,
que es el silencio que te mata,
te aplasta, te desbarata
como una puñalada en la espalda.
Día tras día
escribo lo que digo,
Tinito la Calma os declara:
que esto no pasa en cuentos de hadas,
sino en vida real, “pang”.
Callejón sin salida donde irás.
Al parar sientes
que ese sitio no es tu lugar.
Tienes muchas dudas.
Es que en tu cabeza
se forma una locura;
tu compañero tiene la vacuna:
os veis, os chequeáis
y ya tú tienes la cura.
Llega la noche y te curas.
Ja, ja, ja. Tinito la Calma.