No voy a venderte un talento del que carezco. . .
ni soy vidente ni tarotista,
soy solo un tipo normal
inmerso en un mundo loco.
Soy devoto de nada,
el antienvidia,
sé que he de morir,
pero lo afronto con más huevos
que un toro de lidia.
El amor me ha cambiado,
quién me lo iba a decir,
yo que nunca cambiaría. . .
Sigo sin enterder tantas cosas,
no entran en mi cabeza,
se muere por el fútbol,
discusiones sobrepasan lo absurdo,
niños a pares fallecen de hambre en segundos,
lameculos se tragan el orgullo por dos duros,
la tele amuerma,
moldea las mentes a su antojo.
¿Quieres mi puerta abierta?
Si vienes de malas le pongo diez cerrojos,
no te aconsejo ver lo que vieron mis ojos,
espectros sin sonrisa en la oscuridad,
hoy soy feliz,
¡felicidad!
bonita palabra,
la convierto en mi estandarte,
pero hay cosas que no se pueden olvidar,
por eso ya no sé si
dedicar mi tiempo a escribirle en secreto a ella
o seguir sacando la basura.