El horizonte está muy lejano,
pero creo que lo puedo tocar,
el amor en mi alma está muy cercano,
pero creo que nunca lo podré alcanzar.
La arena como siempre luce infinita,
pero creo que la podría contar,
mi amargura aparenta ser pequeñita,
pero sé que casi no la puedo aguantar.
El oleaje está demasiado fuerte,
tan fuerte como para quitarme la vida,
la soledad me tiene casi en la muerte,
me tiene sin fuerzas y con el alma herida.
La brisa de mar está casi ausente,
pero como quiera puedo sentir su frescura,
el amor que me ofreciste aparenta estar presente,
pero mi alma no lo siente y permanece oscura.
Las aves vuelan en busca de la libertad,
y siempre encuentran un sufrimiento repentino,
yo como las aves deseo encontrar mi libertad,
dentro de este cruel juego del amargo destino.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
Morovis, Puerto Rico
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