Se acabo la paciencia del corazón herido,
postergue el momento, por no ser atrevido.
Exponerle amor me causa nerviosidad,
el latido del corazón redobla la velocidad.
Tartamudeo, mi lengua me traiciona,
las letras están suelto, la mente no ordena.
Esta muerto el poeta que escribe versos,
opacado y oscuro muestra su lado reverso.
Sin embargo yo mismo le propuse la cita,
para decirle un sin fin de palabras bonitas.
Cuanto brillo tenían sus bellos ojos.
hasta pude verme en ellos como en espejo.
Debí saludarla cortésmente con beso sano.
Sonrisa en labios me extiende la mano,
al encontrase nuestra manos sentí su tibieza,
con la otra mano atraje contra mí su cabeza.
Para aplacar mi comportamiento absurdo,
levantó la vista, es lo que mejor recuerdo,
que talvez por compasión dijo te quiero.
Desde entonces esa tierna mirada venero.