Hay un ser a mi lado,
compañero de cama,
compañero de pieza.
Ese ser que me ignora,
no conoce mi esencia,
no conoce mi alma.
Dos hijos nos unen,
veinte años vividos,
y ese ser, mi marido,
no conoce mi mundo,
no comparte mis gustos,
ni una charla de amigos.
Necesito escribirlo,
necesito decirlo,
necesito que mi alma
se libere de a poco
de la triste opresión
de estos años de locos.
Ese ser que se acuesta
a mi lado en la cama,
no conoce mi cielo,
no conoce mis ganas,
no comprende mis sueños.
Pero Dios, sí me entiende,
y en sus manos me entrego,
rogando el momento
que del mal me libere.
Elsa Fariña
27/01/05