Esta vez perdí.
Como antes, como ayer, como siempre,
por eso no quiero informes, ni si quiera conversación.
Hoy me mostraré solo en esta gigantesca ciudad
Seré caníbal de mis pensamientos
y docto oído para mis pecados
ejerceré mi arzobispado para mantener la abstracción,
el recogimiento y la sencillez, mostrados con dignidad.
De esta forma, si existe lucha,
en el cuadrilátero habrá un ganador: triunfante, orgulloso
y a su lado un perdedor: sin nombre, vacilante, desaliñado, infeliz
Si puedo elegir, quiero ser perdedor,
para ahogarme en la pena.
Por favor, no llaméis
Es de justicia perder la vida.
Como también es justo sentirla abatida.