Un Ciclón llamado "Mia"
Comienzo, alegre, mis días
persiguiendo a mi cachorra
para hacer que me devuelva
mis pantuflas preferidas,
pues las mañanas son frías.
Consigo recuperarlas
después de una "cruenta" lucha
en la que cambia mis dedos
por ese par de pantuflas;
entonces corro a vestirme
(y a calzarme, por las dudas).
Le doy un beso a mi esposa
mientras le ordeno a la perra
que ya no muerda mi toalla
y me declara la guerra!
(se pone "grave" la cosa).
Quisiera desayunarme,
pero esta cachorrita
no está dispuesta a esperarme:
quiere que la saque "ahorita"
y tengo que resignarme.
Después de unas cuatro millas
(o sea, unas veinte calles)
ya me duelen las costillas,
evitando que me arrastre
jalando con su traílla.
Por fin, de regreso a casa,
nuestro idílico refugio;
unos minutos de paz,
mientras recupera fuerzas
y comienza a corretear
tirando todos los muebles.
Es una perra adorable
(sólo cuando está dormida)
pero cuando está despierta
se encuentra llena de vida
y como ciclón, deja todo
en un estado deplorable.
Come lo doble que yo
(y tiene apenas tres meses)
quisiera matarla a veces
pero, cuando ella me mira,
se me derrite hasta el alma
y no la cambio por nada,
mi perrita consentida.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Jueves 22 de Abril del 2010