Muere la tarde y la noche callada asoma,
otros duendes se adueñan del escenario,
ya están los búhos con ojos de mercurio.
La parásita orquídea, unos suspiros se toma.
Otra orquesta de noche inicia la tormenta,
todo a ciega avanzan por la bolsa perdida.
Medianoche es muy tarde a la medida
de los números danzante que banca revienta.
Nacida en la misma tierra se desconocen.
Los duendes del día aun están soñolientos,
ven morados a los astros del firmamento,
los sueños en pensamientos se desvanecen.
Mientras duermes, yo recorro tu pensamiento,
la constelación del tiempo da oportunidades,
días y noches hallo amor en tu profundidades
y, no acribillan luces artificiales tu sentimiento.
Autor: Alcibíades Noceda Medina