A MI PADRE
Guardo en el cofre de mi alma
las mil joyas que no pude regalarte.
Guardo escondidos en los glóbulos
de mi sangre cada una de las acciones
que no pude entregarte.
Guardo para mi, para siempre,
los sueños y abrazos que no pude darte,
por si alguna vez, en otra vida,
me pides justifique mi estandarte.
Guardaré mis recuerdos cerrados con llaves
para que el odio no envenene mi sangre,
para echar de mi la hiel que en vida,
poco a poco trajeron los cobardes,
parásitos que hieren con sus lenguas,
como a traición matan con puñales
los soldados entrenados
en batallas de nadie.
Guardaré los pocos momentos
que juntos celebramos sin nadie,
momentos más valiosos, si cabe,
preñados de felicidad
por ser instantes.
Guardaré tu imagen cercana
de un buen padre,
ya que al menos estabas,
y aunque ya no mullas mi cuna
por miedos o por causas insalvables,
siempre estabas en tu sitio … el del padre.