Creíste una noche que estabas sola,
y que a nadie le importaba estar contigo,
pero no sabías que mientras pasaban las horas,
tus pensamientos y sentimientos estaban conmigo.
Para poder marcharte deseabas tener alas,
y pensabas que a nadie le interesaba buscarte,
pero mientras tú pensabas tantas cosas malas,
mi alma añoraba la hora de poder amarte.
Me llamaste y me dijiste que estabas destruida,
y me dijiste que no podías con tanto dolor,
pero en ese instante te dije que en mi vida,
yo deseaba brindarte por completo mi amor.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
Morovis, Puerto Rico
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